Una inmersión en Abruzzo

En esta bitácora de viaje te llevo conmigo por el corazón del Abruzzo Citeriore: desde colinas cargadas de historia hasta miradores mozzafiato (que te dejan sin aliento), pasando por encuentros entrañables, sabores auténticos y una conexión italo-argentina que se siente en cada paso. Un recorrido breve pero profundo, donde la voz del Abruzzo te llama y te invita a descubrir sus paisajes, sus tradiciones y su gente, dejando una huella en tu alma.

 

1800 kilómetros, 59 horas, 1 objetivo: conocer en un viaje de fin de semana el territorio del Abruzzo Citeriore.

Para quienes no lo saben, el Abruzzo Citeriore toma su nombre de una antigua denominación histórica del territorio que se corresponde actualmente a la provincia de Chieti. Abarca aproximadamente 2.588 km² de terreno colinar y montañoso, algunas zonas de llanura y parte del macizo de la Majella. Es la provincia más poblada del Abruzzo y ofrece diversos atractivos turísticos según los gustos de cada visitante: senderismo, naturaleza, playas, museos, catedrales y centros históricos.

En este viaje nos sumergimos en el entroterra, donde late "la vera Italia 🇮🇹" —esa que no aparece en las guías turísticas masivas pero que se revela a quienes se animan a buscarla—. A diferencia de otras aventuras, esta vez me dejé guiar por locales que condensaron en dos días una ruta intensa para poder tuffarci nell'Abruzzo.

¿Están listos para esta nueva aventura? 😃

Día 1: Llegada al Abruzzo y primer encuentro con el territorio

Este road trip no empieza en el Abruzzo, sino mucho antes. Nace en el Piemonte, en la provincia de Alessandria. Son las 6:00 am. El auto ya está cargado, el tanque lleno, el navegador listo… y yo también. Celular con buena memoria y cámara en mano: es obligatorio inmortalizar cada momento.

Comenzamos el viaje por la A21 en dirección a Piacenza. Desde ahí, trazamos una línea que atraviesa Emilia-Romagna, conectamos con la A1 y luego con la A14 rumbo al Adriático. Atravesamos Le Marche, mientras el mar se deja ver a ratos, tímido y discreto, acompañándonos desde la izquierda en la ruta.

Poco a poco, el paisaje empieza a cambiar: aparecen las primeras colinas abruzzesas, suaves y verdes, surcadas por hileras de olivos que saludan desde la ruta. Estamos llegando al corazón de esa Italia profunda que tanto buscábamos.

 

Casalincontrada

Después de 620 km, llegamos a la frazione Aceto di Casalincontrada. Aquí comienza el itinerario de casas de terra cruda y también encontramos nuestro alojamiento para la primera noche: Casa di Tatone.

Tatiana y Constantino nos recibieron con mucha calidez. Su alojamiento, compuesto por dos habitaciones dentro de un complejo de casas construidas con tierra cruda, nos conecta inmediatamente con la esencia del territorio. Cuando me ofrecieron distintas opciones para conocer la zona, lo que más me llamó la atención fue justamente la experiencia de hospedarse en este tipo de construcción tradicional.

Las paredes exteriores parecen de paja endurecida y ofrecen un aislamiento térmico natural: cálida en invierno, fresca en verano. A pesar del aspecto rústico externo, el interior está completamente equipado con baño privado, electricidad, amplios espacios ¡e incluso aire acondicionado!

La pequeña corte del lugar se convierte en nuestro primer mirador: desde ahí se disfruta de una vista panorámica de las colinas que nos rodean, perfecta para llenar la galería del celular con fotos que capturan la belleza de lo auténtico.

Después de refrescarnos, acomodamos rápidamente nuestras cosas y salimos rumbo al centro de Casalincontrada, también conocido como “el pueblo de la tierra cruda”, por su importante patrimonio de construcciones realizadas con esta técnica tradicional.

Allí se encuentra el CEDTERRA, el centro permanente de documentación sobre las casas de tierra cruda. Esta asociación se dedica a la investigación, conservación, difusión y recuperación sostenible de este tipo de construcciones.

Nuestro guía fue Stefano, quien nos mostró el casco histórico con sus personajes ilustres, la Chiesa della Madonna delle Grazie y esos rinconcitos que parecen sacados de una postal.

Malandra Vecchia

Luego del recorrido, visitamos Malandra Vecchia, un pequeño borgo rural con muchas casas de terra cruda, muchas de las cuales están a la venta para ser restauradas. Los locales tienen el sueño de devolverle vida al pueblo, que lentamente se fue vaciando por la migración a las ciudades.

Gracias al esfuerzo comunitario, hoy hay un pequeño jardín comunal con una fuente, bancos, un área de parrillada, un horno de barro y un baño público, todo con una vista impresionante del territorio.

Panchina Gigante

panchina
vista

Antes de terminar el día, fuimos a ver la famosa Panchina Gigante n.° 390, también en Casalincontrada.

No se olviden de llevar su pasaporte de las panchine giganti, ya que hay dos puntos en el pueblo donde pueden sellarlo.

Esta es la panchina 👇🏻 Y esta es la vista que se aprecia desde allí:

Guardiagrele

Desde Casalincontrada hicimos un viaje lampo hacia Guardiagrele, uno de I Borghi più Belli d’Italia. Allí pueden visitar el laboratorio de la Presentosa o el Museo del Costume e della Tradizione (cierra a las 19:00). Si necesitan apoyo, la oficina de turismo está en Largo San Francesco 11, al lado del municipio.

En la misma vía, en la plaza principal, se respira vida auténtica: mesitas con aperitivos, familias que disfrutan del atardecer, parejas buscando el rincón perfecto para cenar. Llegamos justo cuando el sol empieza a despedirse, y la visita se vuelve mágica. Como en todos los rincones del Abruzzo, no faltan los miradores que nos regalan postales de la naturaleza circundante.

Bucchianico

Al anochecer, nos dirigimos a Bucchianico, donde se celebraba la edición anual de Bucchianico in Festa, un evento con espectáculos, música, comida típica y mercados.

La folla sonreía, cantaba y compartía una noche encantadora. El cansancio empezaba a notarse, así que emprendí el regreso al albergo. En el camino, recorrí muchas calles del centro histórico iluminadas solo por la luna. Y entonces, como en una película, me crucé con un grupo de personas cantando una serenata para una pareja que celebraba sus 50 años de casados. Fue uno de los momentos más tiernos del viaje y la alegría que emanaba me emocionó profundamente.

Si quieren repetir esta etapa, les dejo el itinerario: Frazione Aceto (Casa di Tatone), Casalincontrada (centro histórico y casas de tierra cruda), Guardiagrele (borgo ideal para el atardecer y un aperitivo) y Bucchianico (fiesta local o paseo nocturno por el centro histórico).

Día 2: Sur del Abruzzo, Pro Loco y cocina local

A las 8:00 am del día siguiente ya estábamos arriba con energías recargadas y listos para empezar con un día lleno de actividades. Tatiana nos preparó café, croissants, ciruelas de su huerto y unos parrozzini (bomboncitos de almendra bañados en chocolate) para llevar. El croissant era de la cafetería Anna, una de las mejores de la zona: liviano, aireado, y sabrosísimo.

Después del desayuno, cargamos las valijas, llenamos nuestras botellas con agua fría ofrecida por Tatiana y partimos hacia Celenza sul Trigno, donde nos esperaban nuestros guías Marco e Ivan de Italea Abruzzo.

Dato curioso que nos conecta aún más con el territorio: uno de ellos comparte apellido con un familiar mío, y ahí descubrimos que es bastante común en esta zona. Estas casualidades del destino son las  que hacen que un viaje se sienta como un regreso a casa.

Les comparto aquí debajo la ruta del recorrido de este día, en caso de que ustedes también la quieran realizar:

Biofattoria Licineto

A 125 km al sur del Abruzzo, cerca del límite con Molise y junto al río Trigno, llegamos a la Biofattoria Licineto, de gestión familiar. Nos recibieron Nicola y su familia, con una amabilidad enorme. Nos mostraron las instalaciones y nos contaron su visión.

 

La producción es biológica, con certificación ética y ambiental europea. Ofrecen productos de estación entre los que se destacan: el aceite de oliva extra virgen DOP “Colline Teatine” y la Miel de Sulla e millefiori, típicas del territorio.

También organizan actividades didácticas para grandes y chicos y funcionan como agriturismo bajo reserva. A pesar de estar en pleno verano, corría una suave brisa que hacía muy agradable la estadía.

Luego del recorrido, nos acercamos a las instalaciones para poder adentrarnos en el mundo culinario. La señora María nos hizo una demostración de cómo se cortan las diferentes pastas regionales y pudimos degustar la auténtica ventricina (un embutido picante típico del Abruzzo).

 

Para profundizar la información de la Biofattoria o coordinar su visita pueden visitar su sitio: https://www.biofattorialicineto.it/

Celenza sul Trigno

Después de la Biofattoria, subimos hacia el centro histórico de Celenza sul Trigno, un pequeño pueblo de casi 800 habitantes ubicado a 646 metros sobre el nivel del mar. Allí se encuentra el Santuario de San Donato, patrono local, cuya historia es muy particular.

Antiguamente, San Donato era invocado para curar la epilepsia a través de un rito que consistía en pesar al enfermo en una balanza y colocar del otro lado una ofrenda equivalente. Esta práctica se mantuvo hasta 1985, y hoy aún se conservan vestigios de ella en el santuario.

Vale la pena perderse por el casco antiguo: leer los mensajes en dialecto en las paredes, mirar las fotos históricas de sus habitantes, pasear por la Piazza del Popolo, visitar la Chiesa di Santa Maria Assunta y la torre, y sobre todo disfrutar de sus belvederes con vistas únicas al paisaje natural.

Iván nos contó que muchos habitantes de Celenza sul Trigno emigraron a Argentina, el país donde nací, creando así un vínculo especial entre ambas tierras.

 

Torrebruna

Después de un pequeño refresco en el bar, nos dirigimos a Torrebruna, donde pasaríamos nuestra última noche y también almorzaríamos. Este encantador pueblo a los pies de la montaña se encuentra a 845 metros sobre el nivel del mar y cuenta con una población de alrededor de 650 habitantes.

Dimos un paseo por su centro histórico, donde pudimos apreciar la croce viaria, parte del antiguo pasaje secular Ateleta-Biferno, vinculado a la transumanza, cuando los pastores migraban con el ganado entre estaciones. Este sitio está reconocido como patrimonio UNESCO.

También visitamos la fuente municipal y los lavaderos comunales, antiguos lugares de encuentro y de pettegolezzi (chismes), donde transcurría la vida cotidiana del pueblo. Hicimos una breve visita a la Chiesetta della Madonna delle Nevi, una iglesia alpina inmersa en las colinas de Carunchina, a 1040 metros de altura.

Luego subimos hacia la sede de la Pro Loco, ubicada en el Sentiero delle Sorgenti e delle Fontane, donde disfrutamos de un merecido almuerzo en un clima de verdadera convivialidad. Había varios stands de productos regionales que aproveché para degustar, y fue allí donde conocí a Candela y a su padre, dos argentinos que eligieron este territorio para comenzar una nueva etapa de sus vidas. Candela llegó primero, y cuando su padre vino a visitarla, se enamoró de Torrebruna y decidió quedarse a vivir allí. Durante la comida también conocí a Tiziana, quien más adelante se sumaría como guía para la siguiente parte del recorrido y nos acompañaría con su profundo conocimiento del territorio. Tras conocer al sindaco y filmar una pequeña entrevista, nos sacamos.

una foto grupal en el helipuerto para retratar el momento. Luego, junto a Tiziana, Marco e Iván, partimos rumbo al norte para continuar la visita.

Palmoli

Palmoli se encuentra a 727 metros sobre el nivel del mar, asentado sobre una colina aislada que ofrece paisajes mozzafiato de la Majella y el Gran Sasso. En la puerta del MUBEN (Museo della Civiltà Contadina), situado dentro del Castello di Palmoli, nos esperaba Attilio Mauri, quien amablemente nos preparó un recorrido por sus diferentes espacios.

En la planta baja visitamos el sector dedicado a los oficios tradicionales, con videos, entrevistas y herramientas que se utilizaban antiguamente en el territorio. El objetivo principal del museo es mostrar y preservar la vida agropastoral de la zona, a través de una exposición de objetos, utensilios agrícolas y prendas típicas utilizadas por los habitantes rurales de Palmoli y sus alrededores.

La segunda sala nos sumerge en la cotidianidad de antaño y en las historias de emigración que marcaron a fuego la identidad de estos pueblos. Historias que resuenan especialmente en quienes, como yo, tienen antepasados italianos que cruzaron el océano buscando nuevos horizontes.

Tras el recorrido, subimos a la torre para disfrutar de una vista panorámica que alcanzaba hasta el mar e incluso permitía ver las islas Tremiti. El lugar sería perfecto para un aperitivo o eventos temáticos en el museo.

Ya fuera del castillo, recorrimos las calles del centro histórico de Palmoli. Muchos vecinos estaban sentados leyendo o charlando en la vía pública, saludándonos a cada paso. Estos rincones del entroterra son, para mí, la verdadera identidad y el cuore de la italianidad: lejos del turismo masivo, y profundamente ligados a su territorio.

 

Más info sobre el museo en: @muben_palmoli

 

Eremo di San Michele Arcangelo

Después de Palmoli, tomamos un camino colinar hacia el Eremo di San Michele Arcangelo en Liscia. Nuestra guía nos relató la historia del santo y la leyenda de la grotta leggendaria. El agua que brota de la gruta se considera milagrosa, lo que hace que cada año sea visitada por peregrinos de toda la zona.

Castiglione Messer Marino

Nuestro siguiente destino nos prepara una sorpresa que emociona: Castiglione Messer Marino, donde en su plaza principal nos recibe un monumento a Juan Manuel Fangio. ¿Sorprendidos? El padre del legendario campeón de Fórmula 1 era oriundo de este lugar, y por eso el borgo está hermanado con Balcarce, Argentina, ciudad natal del piloto.

Pero eso no es todo: en Castiglione Messer Marino hay un museo dedicado a Fangio, y en el centro de la sala principal, una bandera argentina. Casi se me cae un lagrimón. Allí conocimos a parte de la familia política de Fangio, quienes nos llevaron a ver la casa en la que vivió su padre antes de emigrar a Argentina.

En la plaza principal encontramos un mural que retrata a “Lu Pulgenella”, una máscara típica abruzzese del Alto Vastese, originaria justamente de este pueblo. Sus orígenes son muy antiguos y es el símbolo principal del carnaval local. Les comparto una foto y el código QR para quienes quieran profundizar más.

Antes de continuar con el recorrido, nos despedimos de nuestra guía con una foto grupal en la que también aparece una representante del comune que nos acompañó durante todo el paseo por este pueblo.

Schiavi d’Abruzzo

Desde allí nos dirigimos a Schiavi d’Abruzzo (la foto de portada de esta entrada), donde junto con la familia de Marco aprendimos a preparar la pasta típica del pueblo, de la mano de auténticas casalinghe del territorio. Toda una familia reunida para contarnos —en italiano y en dialecto abruzzese— cómo se preparan las “sagne pezzate” que luego degustaríamos esa misma noche.

Antes del atardecer visitamos el Museo Archeologico dei Sanniti, donde Marco nos relató con mucha pasión y cariño la historia de su lugar. El museo alberga varias piezas antiguas y reconstrucciones que dan testimonio del legado de estas tierras.

A las 21:00, con el recorrido oficial finalizado, fuimos a cenar a la Antica Trattoria Vittoria, donde su anfitrión, Vittorio Di Carlo, nos hace sentir como en casa. Lo que nos espera es un banquete que va más allá de la comida: es un ritual de hospitalidad. Comenzamos con un Montepulciano d’Abruzzo, un tinto de gran bevilità. Luego del brindis, llegaron los antipasti: una degustación de quesos —destacando una ricota fresquísima del mismo día, como una nube que si scioglie in bocca— acompañada de mieles locales (que amablemente me obsequiaron al final de la cena 😊). Le siguieron un pan fritto, más ventricina, una bruschetta especial, las sagne que habíamos aprendido a preparar, pallotte y pollo.

Para cerrar, probamos un amaro abruzzese de color dorado que me recordó muchísimo a nuestra querida caña Legui

 

Si también quieren degustar estos platos, les comparto la ubicación del restaurante:
📍 Antica Trattoria Vittoria

Luego de esta cena sustanciosa, nos despedimos de Marco y volvimos con Iván en dirección a Torrebruna para realizar el check-in en nuestro alojamiento. Mauro Pepe fue nuestro anfitrión en el B&B A La Tavern, que desde hace años es un punto de referencia en Torrebruna.

Día 3: Despedida y mar

Torrebruna

Nos levantamos bien temprano y desayunamos en el Bar del Corso, donde la estructura ofrece el desayuno: un rico café y una trenza de chocolate. Compartimos unos minutos con Mauro, que nos seguía contando historias del borgo.

Luego del desayuno, nos adentramos en la parte histórica acompañados por él, quien nos narraba los detalles de cada rincón y nos hizo admirar los paisajes de la zona desde sus belvederes.

Después de esta última recorrida, Mauro nos mostró su camada de michis 🐈‍⬛ recién nacidos y nos regaló unos huevos frescos para llevarnos. Con el corazón lleno de estos gestos simples pero profundos, llega el momento de despedirnos y emprender viaje hacia la última tappa del recorrido.

 

Vasto

Aprovechando un “atajo” que nos recomendó Mauro, nos dirigimos hacia el norte, en dirección al mar Adriático. Les comparto el mapa de este último día, por si quieren repetir el recorrido:

Al llegar a Vasto, estacioné en el Parcheggio Villa – Chiesa di Santa Maria Maggiore, ya que está a pocos metros de la Loggia Amblingh, el mirador que más me enamoró de todo el viaje.

Desde el estacionamiento hasta el Palazzo D’Avalos, donde se encuentran los museos cívicos, el camino recorre la costanera en altura, con un rincón más encantador que el otro. Creo que esta ciudad merece ser visitada con más tiempo, y especialmente poder bajar hasta la marina para disfrutar de sus playas.

Me llamó la atención encontrar varios carteles de información turística en español, e incluso algunas banderas de distintos países. Me hizo sentir muy bienvenida 🙌🏻✨

Reflexiones de un viaje que se vuelve encuentro

Este viaje tuvo un sabor especialmente italo-argentino. No solo por mi origen como descendiente de italianos, sino también por la conexión genuina con los locales. Muchos de ellos habían viajado a Argentina y están profundamente comprometidos con difundir la cultura abruzzesa entre los descendientes de emigrantes, a través de iniciativas como Italea Abruzzo.

Me contaron que estos territorios están fuertemente ligados a Argentina, ya que muchísimas personas emigraron hacia nuestro país. Incluso lograron “recuperar” ciertos términos en dialecto gracias a quienes partieron, ya que muchos de ellos conservaron su forma original de hablar, mientras que quienes se quedaron fueron adoptando progresivamente el italiano estándar.

Tiziana, nuestra guía, también se interesó por esta conexión particular y nos pedía que le enseñáramos palabras en español. Se generó un verdadero intercambio cultural que enriqueció cada momento del viaje.

Algunos colegas ya exploraron otras zonas del territorio y compartirán sus experiencias en próximas entradas. Les recomiendo leerlas para descubrir qué rincones del Abruzzo Citeriore los llaman... y encontrar esa voz del Abruzzo que los está esperando.

Desde la peatonal de Vasto, me despido con el corazón lleno de gratitud 💛. Espero que hayan disfrutado de este viaje tanto como yo; que cada historia los haya transportado, y que sientan —como lo sentí yo— que el Abruzzo no es solo un destino: es un encuentro con la esencia más auténtica de la italianidad.

 

Para más contenido y aventuras, los invito a seguirme en Instagram: 📸 @exprimilo

Gracias por acompañarme en este recorrido. ¡Hasta la próxima aventura! 💋