Torino di Sangro Vasto San Vito Chietino Rocca San Giovanni Francavilla al Mare

Quien pedalea lo sabe, con el fresco se va mejor, especialmente en verano. Así que, se ajusta la alarma a horarios improbables, se prepara la bici y se aprovechan las primeras horas del día, ya sea durante un viaje en bicicleta o para una excursión diaria. Hay que decir que a lo largo de la Vía Verde de la Costa dei Trabocchi el paisaje ayuda, y los amaneceres acompañados de muelles sobre el mar, trabocchi e incluso una Sirenita, hacen olvidar las pocas horas de sueño.

El Muelle Sobre el Mar

El muelle de Francavilla al Mare - Archivo CARSA Foto Oscar D'Arcangelo

A espaldas se encuentra el Palazzo Sirena, con una escultura en la fachada que representa la mítica fuente de los vientos, y delante está el mar. En una unión ideal, aquí está el muelle, punto de referencia y encuentro de muchos ciclistas. Así que, en marcha con las palabras de Gabriele d’Annunzio sobre Francavilla al Mare: “A lo lejos, en el cielo claro, la silueta de Francavilla, nítida, agilísima, entre el verde; más lejos, brumas suaves de violeta”. ¡Nada mal! Y esto es solo el comienzo.

Los Trabocchi en el muelle

Los Trabocchi en el muelle de Marina di San Vito - Archivo CARSA Foto Alessandro Gresolindo

El escritor nacido en Pescara acompaña durante esta poética pedaleada al amanecer, con la vista de los Trabocchi en el muelle de Marina di San Vito. El sol se hincha y se va hacia el “país de las retamas”, para decirlo siempre con las palabras de d’Annunzio.

Alba roja

Amanecer en el Turchino - Archivo CARSA Foto Emanuele Perrucci

Continuando por la ciclovía, aquí está uno de los trabocchi más icónicos a lo largo de este tramo de costa, el Turchino. Siempre hermoso, más poético al amanecer o al atardecer, y también este, es más, sobre todo este, contado por Gabriele d’Annunzio. Atardeceres en bici a lo largo de la Vía Verde.

El Trabocco con la red

Punta Tufano - Archivo CARSA Foto Giosue Bucci

En el Trabocco Tufano aún está en funcionamiento el cabrestante utilizado para “levantar” la red, con una mecánica que recuerda la del “trappeto a trabocco”, el maquinario que se utilizaba para prensar las aceitunas. Desde la réplica del equipo entre tierra y mar, una probable origen del término “trabocco” (además del “traboccare”, “rebosar”, del pescado de la red).

Trabocco sobre la roca

Trabocco Le Morge - Archivo CARSA Foto Antonio Carosella

Los Trabocchi se apoyan todos en las rocas, y este de Le Morge no es la excepción. También lo recuerda su nombre, que parte del latín “murex”, precisamente “roca, piedra afilada”. Estas estructuras aparecen a principios del 1600 cuando un grupo de judíos de diversas procedencias - entre España, Alemania y Francia - llega a estas zonas, abandonadas en su momento tras el terremoto y maremoto de 1627. Con las debidas reformas, han llegado hasta hoy.

El canto de la Sirenita

Sirenita al amanecer - Archivo CARSA Foto Daniele Barone

Después de pasar por Punta Aderci, se va en dirección a Vasto Marina, donde se saluda a la Sirenita. El Monumento a la bañista está en la roca de Scaramuzza desde 1979, obra del escultor abruzzese Aldo D'Adamo.

 

Fuente: https://saporiabruzzo.it/consigli/alba-bici-con-trabocchi-e-sirenetta-21269